Sevilla, Andalucía y toda España venden el flamenco como patrimonio, pero ningún sitio se explicaba. Así que nos propusimos un lugar que contara su historia, introdujera a su belleza, e hiciera entender lo que es el flamenco, además debíamos hacerlo en un lenguaje estético, atractivo y contemporáneo.
Así surgió la idea en 2001, de un teutón, Kurt Grötsch, que lo comentó con Tina Panadero y los dos se lo explicaron a Cristina Hoyos… “estaría muy bien, no quiero poner una escuela, ya hay muchas y muy buenas, y con un museo y en mi ciudad, le devolvería al baile flamenco todo lo que este me ha dado a mí, y me sigue dando…” esas fueron sus palabras, a lo que añadió “hacedlo bien, como sabéis hacer las cosas, y contáis con todo lo que tengo para el proyecto”.